George Orwell





Pude ser un feliz vicario
hace doscientos años,
predicar la eterna condenación
y ver mis nogales crecer.
Pero nací, ay, en época funesta
y pasé por alto tan amable cielo.
Pues me ha nacido vello en el bigote
y la clerecía va bien afeitada.
Y después aún corrían buenos tiempos,
éramos fáciles de contentar,
mecíamos nuestras perplejidades y dormíamos
en el seno de los árboles.
Ignorantes, osamos ser dueños
de alegrías que hoy desmantelamos;
el verderón en la rama del manzano
podría hacer temblar a mis enemigos.
Pero los vientres de las mozas, y los albaricoques,
la carpa en arroyo umbrío,
los caballos, los patos que vuelan al alba
no son sino un sueño.
Prohibido queda soñar de nuevo;
desfiguramos alegrías o las escondemos;
los caballos son de acero cromado
y son gordos los jinetes que los montan.
Soy la paciencia que no se agota,
el eunuco sin harén;
entre cura y comisario
camino como Eugene Aram;
Y el comisario me lee la suerte
mientras suena la radio,
pero el cura ha prometido un Austin 7,
porque Duggie siempre paga.
Soñé que habitaba en salones de mármol,
y desperté y vi que era cierto.
No nací yo para una época como ésta.
¿Sí nació Smith? ¿Y Jones? ¿Y tú?

- George Orwell.




Fuente: El león y el unicornio y otros ensayos, (2009).



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