Hablar de grandes cambios en el siglo XX suele llevar escrito por todas partes la palabra Guerra. Y no es para menos, las guerras que se libraron durante este siglo fueron las más cruentas de la historia, casando grandes consecuencias. Sin embargo, grandes cambios se gestaron en otros ámbitos, tales como el cultural. En la década de 1920, se dio en Turquía uno de los más mayores cambios culturales del mundo moderno ¿De que se trató y porque es relevante entenderlo?








Autor invitado: Mateo Monsalve


Índice de contenidos


 

▲ I. Historia rica en cultura


▲ II. Ayer, árabe. Hoy, Latín


▲ III. Nueva caligrafía latina, antigua forma árabe




 

I. Historia rica en cultura


Uno de los principales rasgos identitarios de una nación es su lenguaje en forma de idioma, aunque algunos de nosotros hayamos eredado el nuestro de un pasado colonial, no resta la importancia que llega a desarrollar la manera en la que nos expresamos con otros. 


El territorio que actualmente ocupa Turquía ha sido históricamente lugar de grandes disputas y surgimiento de vastos imperios. Allí donde se alza la ciudad más turística de este país, Estambul, fue en su momento Bizancio, la ciudad del comercio, quien controlaba el paso de barcos entre el mar Mediterráneo y el mar Negro, invocando así el oro y el comercio en grandes cantidades. 




Los romanos en medio de su expansión, no dejaron pasar inadvertida dicha ciudad, y logran anexarla a su imperio, convirtiéndose así en Constantinopla, la sede del imperio en su lado Este, bautizada así gracias al gran emperador Constantino, sin preveer que terminaría convirtiéndose en una de las más grandes ciudades jamás conocida. 


Una vez caído el imperio romano, su lado Este surgiría como vale fénix para encarar gran parte de su antiguo territorio, convirtiendo a aquella ciudad en su capital y mayor referente. Llegando a ser conocida como la ciudad inexpugnable, pues haciendo honor a su título, tendrían que pasar más de mil años para que, no sin grandes esfuerzos y perdidas, fuera Mehmed II, sultán de los otomanos, quien por fin la tomara para así convertirla, de nuevo, en una capital. Eso sí, esta vez del naciente imperio otomano que se alzaba sobre el Este de Europa. 




Durante el periodo otomano, que se extiende desde el siglo XV hasta el siglo XX, fue vasto el surgimiento cultural que se dio en su territorio, teniendo como lengua principal, el árabe, pero con variantes turcas o vocablos especiales que se fueron adaptando y tomando forma con el paso de los siglos, convirtiendo así la lengua turca en un idioma propio regente en el territorio otomano.



                   

II. Ayer, árabe. Hoy, Latín


Para la cotidianidad, puede pasar inadvertido el inmenso uso del idioma en nuestras simples labores, ya que no solo se habla, sino que también se escribe, se muestra, se piensa y se relaciona con el exterior gracias a él. 


Tras cinco siglos desarrollando su cultura, el gobierno turco en un repentino resurgir, decide cambiar drásticamente la forma de escribir y hablar el turco, la lengua oficial del país. 





Los motivos fueron variados, pero entre el más relevante podemos destacar la idea central de internacionalizar a Turquía como parte de las naciones erederas de un lenguaje con caligrafía latina. Abriendo así el intercambio cultural y las vías para una mejor comprensión del idioma por parte de extranjeros y locales. 


El lenguaje antiguo y preexistente del turco con caligrafía árabe contaba con casi 500 caracteres, convirtiéndolo en un verdadero dolor de cabeza a la hora de aprender a leerlo y escribirlo. Era tal su complejidad que los extranjeros, aunque llevasen años asentados en tierras turcas, podían hablar y entender bien el idioma, pero les seguía siendo casi imposible entender su escritura, dificultando incluso leer un simple letrero en la calle. 


En cambio, la nueva forma de escritura propuesta, con caracteres latinos, contaba solo con 29, un número exageradamente simplificado en comparación con el anterior. Además, al ser caracteres conocidos por las lenguas más importantes del mundo tales como el inglés, el español y el francés, les permitiría un mayor acoplamiento. 


Para realizar un cambio tan colosal, se pensaría que debe hacerse en un largo periodo de tiempo que le permita a la población una migración gradual de dicho sistema al nuevo propuesto. Sin embargo, dicho cambio de dio en tan solo una semana, significando así un abrupto cambio para todo habitante del país. 


Tal velocidad suponía grandes esfuerzos, pues implicaba cambiar periódicos, vayas publicitarias, carteles informativos, documentos legales y oficiales, formas de enseñar el idioma en las escuelas y mucho más. Las escuelas de idiomas abiertas por el gobierno se vieron rápidamente copadas para intentar sopesar el repentino cambio. 



    


III. Nueva caligrafía latina, antigua forma árabe


Para poder seguir hablando de la misma manera, solo que con nuevas formas de escribirlo, fue necesario adaptar algunas formas de caligrafía latina para que produjeran los mismos sonidos que poseían en el árabe.

 

De esta manera, el turco terminó omitiendo las letras Q, W y X, dado que en su idioma podían ser reemplazadas con su sonido por los sonidos de K, V y KS. Además terminarían agregando nuevas formas de escritura y lectura en las antiguas letras latinas, como tenemos el caso de la C (pronunciada como una Y), la letra Ç (pronunciada como Che), la letra Ğ (es muda, como nuestra H), la Ş (pronunciada como She) y la inclusión de tres nuevas vocales, dejándolos así con 8 vocales, en comparación con las 5 nuestras, a saber: a, e, I, i, o, ö, u, ü. 





A eso hemos de sumarle que la forma de escritura árabe se daba de derecha a izquierda, contrastando con la forma aceptada latina de izquierda a derecha, por lo que la forma de escritura pareciera estar al revés, con mucha cantidad de sufijos. 


Pongamos un ejemplo: en español, para decir “amigo” usamos una sola palabra, en el turco sucede igual y la palabra es “arkadaş”. Para usar el plural en español solo agregamos la letra en s, “amigos”. En turco debemos agregar más, ahora sería “arkadaşler”. Para agregar el posesivo en español decimos “mis amigos”. En turco sigue siendo una sola palabra, “arkadaşlasrim”. Y puede complicarse aún más, pues en español digo “con mis amigos”, mientras que en turco ya sería “arkadaşlerimla”, y continúa siendo una sola palabra. 



Imagina que tú entera forma de expresarse cambiara de forma tan repentina. 


¿Te imaginas escribiendo de una semana a otra en alfabeto chino por orden de tu gobierno? ¿Y si fuera en alfabeto árabe? 


Si te gustó esta historia sobre la revolución cultural turca y una breve guía del idioma, recuerda compartirnos y dejar tu like. 


Para seguir viendo más publicaciones de Estructura Espiral sigue la página en Facebook y nuestras redes, subimos contenido histórico y cultural toda la semana. 


 Facebook

 Twitter 

 Canal de Telegram              

 Grupo de Facebook 


Esto es: Estructura Espiral.