Aunque en 1939 Alemania y la URSS firmaron un acuerdo de no agresión, Alemania termino invadiendo dos años después al estado soviético y aparentemente tomándolo por sorpresa con su táctica relámpago, mantuvo a sus fuerzas armadas contra las cuerdas, con grandes bajas, enormes números de prisioneros y avanzando en su territorio durante meses.





Autor: Pablo Montoya



En la fotografía de arriba: soldados soviéticos marchando en la plaza roja de Moscú, durante la invasión alemana de la Segunda Guerra Mundial. Con alta probabilidad, la mayoría de estos soldados no volvieron a sus hogares al terminar el enfrentamiento bélico con Alemania. Moscú, Unión Soviética, año 1941.


 Aunque el gobierno NS Alemán alego que fue para defender su soberanía ante una inminente invasión soviética desde Polonia, los primeros meses del conflicto resultaron con la sorpresa del ejército rojo en gran mayoría de los primeros combates, algo que explica como llegaron los alemanes casi a las puertas de la capital de la URSS.


Sin embargo, después de meses de perder batallas y retroceder, incluso muchos ciudadanos contrarios al gobierno comunista se unieron en lo que llamaron la Gran Guerra para expulsar al invasor, ya para finales de 1941 y con los alemanes casi a las puertas de su capital, comienzan las contra ofensivas que tienen efecto en el ya desgastado ejército alemán del frente oriental, desgaste que se debió a varios factores de los que quizás hablemos en próximos artículos


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